jueves, 21 de julio de 2011

Ella$:






Ella danzaba, sola en el centro del jardín del parque. Y allí se alzaba, perfecta bailarina, mitad mujer, mitad ángel, frágil pero a la vez imponente, saltaba, giraba con elegancia, con soltura, ralentizando el ritmo, sonriendo al aire, sí, ella, brisa de primavera. Sabía que iba verla todas las tardes a las cinco, y cuando acababa de bailar, siempre esperaba quieta, dándome la espalda, con la cabeza erguida, y los hombros en alto, invitandome a irme sin presentarnos. Yo, complice de su cintura, ardía en deseo de tocarla, de poseerla de susurrarle al oído palabras ininteligibles al resto del mundo, y de hacerme cómplice de su amor. Y como todas las tardes le admiraba en silencio. Y como todas las tardes, me iba sin conocerla. Y como todas las tardes, e incluso las noches, pensaba en ella. Y acabé enamorado. Y deseaba acercarme a ella. Un día acabó su baile, caminó hacia mí, haciendo eternos los cinco metros que nos separaban. Quizás fueron sus ojos reflejo de un óceano oscuro y misterioso o su sonrisa perfeta e inocente, quizás sus gritos silenciosos que me rogaban amor los que hicieron que la besase y que mi bella bailarina me tomase en silencio, haciendome suyo, para siempre.
Ant:)





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